Escribo por el puro placer de ver un montón de letritas juntas, de abrir una libreta y ver sus páginas llenas, de poder maravillarme ante esos conceptos aislados llamados "palabras" que en conjunto dicen verdades humanas.
Escribo creo que desde que me enseñaron a dibujar el palito y la bolita que juntos formaban una rudimentaria "a", desde que se que las historias tenían que comenzar con un "Había una vez..." y después cualquier cosa era posible. Escribo porque la vida que llevaba me parecía ordinaria y quería tener aventuras, luchar contra el mal, ser valiente y pasarla bien.
Hoy escribo porque a lo largo de los años se han juntado muchas cosas dentro de mi, cosas que no he dicho y que no me atrevería a decir sin la máscara de la ficción, desdoblándome en personajes, creando mundo que aunque parezcan sacados de la imaginación son más reales de lo que me gustarían.
Aunque la verdadera razón de todo esto es que me gusta, me gusta mucho. Ya estoy resignada a morir de hambre, con tal de seguir escribiendo.
No sé si llegue a ser como Knut Hamsun, Henry James, Harper Lee o tan grande como Victor Hugo, pero al menos puedo decir que comparto con ellos el placer que me dan las letras. La fama y todo eso ya es un lujo extra.
Sinceramente, no sé a quién no puede gustarle escribir.
Sinceramente, no sé a quién no puede gustarle escribir.